En un kirtan ejemplar
[…] Tal kirtan es madhur-madhur
madhuraṁ madhurebhyo ’pi
maṅgalebhyo ’pi maṅgalam
pāvanaṁ pāvanebhyo ’pi
harer nāmaiva kevalam
(Canción madhuram madhurebhyo ’pi; nombre oficial de la canción —Śrī Śrī Kevalāṣṭakam)
Esto induce al ātma-nivedanam (entrega del alma). ¿Verdad? Nos hace querer entregarlo todo al Señor. Muy hermoso. ¡Sigue así! ¡Sigue así y hazlo por Krishna!
— S.S. Krishna Kshetra Swami en el kirtan vespertino dirigido por H.G. Caitanya Hari dasa en la Academia Vaisnava, Mayapur, India, el 28 de febrero durante el Retiro Amigos de Mayapur 2025.
Las glorias de nuestras madres
Tenemos esta expresión, mātājī. Curiosamente, algunos devotos la han interpretado como un término negativo, aunque no lo es. Mātā significa madre, jī es un sufijo de respeto. Así que mātājī es un término honorífico. Es una muestra de respeto. Recientemente estuve en la zona de Delhi y, en ocasiones, escuchaba a devotas hablar con otras devotas o referirse a ellas como mātājī. Y pensé: “Qué interesante. Estas mujeres hablan hindi y para ellas no es un problema. Es correcto, es apropiado”.
Mi tema de hoy son las siete madres. He tomado algunas notas para ofrecerles material para reflexionar sobre la maternidad. Primero, permítanme preguntar: ¿Tenemos algunas madres entre nosotros?
Bien.
¿Y tenemos devotos que tienen o – quizás su madre ya no esté viva – han tenido madres?
Obviamente.
Sin embargo, este es el punto que tendemos a olvidar y no valorar. Estaba buscando el verso que afirma que hay siete madres. Śrīla Prabhupāda lo menciona, pero no da la fuente. Me llevó bastante tiempo encontrarlo. Es lo que se llama subhāśita, que literalmente significa “es un buen dicho”. Hasta donde he podido rastrear, esa es su clasificación, pero enumera siete madres: nuestra propia madre, la nodriza, la esposa del guru, la esposa de un brāhmaṇa, la reina, la tierra y la vaca.
¿Qué tienen en común todas estas personalidades? Esta es la idea del verso: todas son madres, lo que sugiere que el concepto de madre se expande más allá de nuestra concepción habitual de madre como madre biológica.
Lo que quiero proponer durante los próximos minutos es que, dado que tenemos esta tradición de identificar siete madres, el conjunto —por así decirlo— de todas estas madres puede ayudarnos a apreciar, de múltiples maneras, cómo somos seres dependientes y cómo, en tanto que tales, nos beneficiamos de nuestras madres.
Lo más importante, por supuesto, y lo más inmediato, es que nos beneficiamos de nuestras madres biológicas.
Hablando de nuestra madre biológica, todos tenemos algo en nuestro cuerpo que nos recuerda nuestra conexión y dependencia de nuestra madre: el ombligo. Cada vez que te duchas y te limpias el abdomen, puedes recordar: “Ah, sí, he tenido una conexión.” Esta conexión física, por supuesto, terminó en el momento de nuestro nacimiento. Y eso tiene algo de irónico, considerando que nuestra dependencia de nuestras madres continúa durante muchos años. Es una característica inusual, posiblemente única, de la especie humana: nuestra dependencia de nuestras madres durante un periodo tan prolongado de nuestras vidas. Podemos decir que nuestras propias madres son la encarnación del vātsalya-rasa (el sentimiento de afecto parental).
Si pensamos en términos de relación, desarrollada en nuestra tradición bhakti según la estética del rasa, lo que se conoce como la teoría del rasa, entonces tenemos lo que se llama vātsalya-rasa. La palabra vātsalya proviene de vatsa, que significa ternero, como el de una vaca. Esto nos lleva al tema de la vaca como madre. Pero eso me adelanta un poco. Aun así, es bueno tener en cuenta que esta relación con la madre es una de vātsalya. Y generalmente entendemos vātsalya como el sentimiento del padre o la madre hacia el hijo. Pero Śrīla Prabhupāda explica en un comentario del Séptimo Canto del Śrīmad Bhāgavatam que también puede ir en sentido contrario. Habla en términos de padre e hijo, refiriéndose a Prahlāda y su padre. Pero su padre… ¡Hare Krishna! El punto es simplemente que la relación funciona en ambas direcciones, vātsalya.
En términos quizás demasiado teóricos, me gusta decir que nuestra madre es la matriz de nuestra propia existencia.
Y por supuesto, la palabra matrix proviene de la idea del moldeado de metal. Cuando se realiza un moldeado de metal —por ejemplo, si uno quiere fundir una campana de bronce— primero se hace una matriz de yeso que va a recibir el metal fundido, y luego, cuando el metal se vierte y se enfría, se rompe el molde, y así se obtiene la campana. Nuestra madre… no rompemos a la madre, pero en cierto sentido, debido al sacrificio que ella hace, también actúa de manera similar, entregando su vida por el hijo. Y de esta forma, ella es la matriz de nuestra existencia.
La nodriza: Todos conocemos ese ejemplo dado en el Bhāgavatam e identificado por Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura como una demostración de la perfección de la misericordia de Krishna: que Él considera a Pūtanā, quien vino a matarlo, como su nodriza. ¿Y por qué considera Krishna a Pūtanā como su nodriza? Porque ella le ofreció su leche materna. La nodriza es una especie de asistente de la madre biológica, y creo que decimos “nodriza de leche”, por lo que tiene una relación muy cercana con el niño, muy similar a la de la madre. Es una relación de entrega y apoyo en la cual, debido a la total dependencia del niño, su posición es de gran responsabilidad, y la madre le confía esa tarea de brindar asistencia.
lebhe gatiṁ dhātry-ucitāṁ tato ’nyaṁ kaṁ vā dayāluṁ śaraṇaṁ vrajema
Ella es considerada dhātrī (nodriza). El ejemplo es Krishna. Krishna ve incluso a Pūtanā como su nodriza y, por ello, cuando ella muere, se convierte en su nodriza.
La esposa del guru: El guru imparte educación al niño. El niño aún se encuentra en una posición de gran vulnerabilidad, y allí está la esposa del guru para asistir, porque la tradición era que el guru fuera un gṛhastha (hombre casado), y como tal tenía su familia. La esposa lo asistía, y en particular apoyaba en las necesidades materiales del niño. De este modo, ella respaldaba la educación del niño. Y creo que un corolario relevante de esto es: el grado de educación de la propia madre tiene mucha importancia; ejerce una influencia significativa en la educación del niño. Decir que las mujeres no deben ser educadas y deben quedarse en casa criando a sus hijos… yo cuestionaría eso, porque la primera educadora del niño es la madre. Si la madre tiene una buena educación, puede fomentar la educación del niño desde una edad muy temprana. Y esto lo hemos visto demostrado en algunos devotos que he conocido de la segunda e incluso tercera generación. Porque la madre se preocupa mucho por la educación del niño, y porque ella está educada, los niños crecen y se vuelven muy bien formados.
Puedo hablar un poco de mi propia experiencia en este sentido. Mi madre era una música talentosa. Tocaba el piano y el órgano de la iglesia, y también era maestra. Desde que tengo memoria, ella enseñaba piano. Enseñaba piano tanto a mí como a mi hermano desde que teníamos cinco años. Me rebelé a los nueve, por eso no sé tocar piano ahora, pero sí sé tocar armonio. También enseñaba a los niños del vecindario. Y eso también fue significativo para mí. En ese sentido, podríamos decir que tenía conciencia pública. Se preocupaba por la comunidad, y sus lecciones de música fomentaban un bonito espíritu comunitario. Los niños del vecindario venían, aprendían, y luego se organizaban recitales, así que todos los niños se reunían con sus padres. Eso era muy hermoso. Mi madre era bastante religiosa, desde su tradición cristiana. Y en su propia cultura, era una lectora ávida de sus escrituras, la Biblia y literatura relacionada. Comenzaba su estudio cada día a las cinco de la mañana. Eso me dejó una impresión tal que, cuando conocí a los devotos y me dijeron que su programa matutino comenzaba a las 4:30, pensé: está bien, no hay problema. Para mí tenía perfecto sentido.
La esposa de un brāhmaṇa: Aquí estaba pensando en cómo podemos considerar a la esposa del brāhmaṇa como la madre de todos los varṇas (las clases sociales védicas). Ella es una especie de sustentadora, mantenedora o estabilizadora del sistema de varṇas, del orden social en general. Y debido a esto, tiene una influencia muy importante en el mantenimiento de la paz en la sociedad. Los otros varṇas miran a los brāhmaṇas en busca de estabilidad, pero detrás de cada buen brāhmaṇa cabeza de familia hay una buena mujer estable, una esposa que probablemente también es madre. Este principio de estabilidad social se sostiene en gran medida gracias a la esposa del brāhmaṇa. Por supuesto, en general, se espera que el brāhmaṇa y su esposa sean modelos de orden y estabilidad familiar para el resto de la sociedad. Y todos nosotros funcionamos sobre la base de modelos: yad yad ācarati śreṣṭhas tat tad evetaro janaḥ (lo que hace una gran persona, otros lo siguen). Desde el primer día de nuestras vidas buscamos ejemplos a seguir, y eso continúa a lo largo de toda la vida. Si hay buenos ejemplos de matrimonios brahmínicos, entonces la esposa del brāhmaṇa se convierte en una madre para la sociedad en su conjunto.
Hablando de la sociedad en su conjunto, ¿qué hay de la reina, que por supuesto es la esposa del kṣatriya (gobernante o guerrero)? Ella también es identificada como madre. Y aquí sugeriría que la reina es la fuente de energía e inspiración para el gobernante kṣatriya. Es el poder detrás del poderoso, por así decirlo. Estaba pensando en esto más temprano hoy en relación con el juego de ajedrez. ¿Quién sabe jugar ajedrez? Sabemos que la reina es la figura más poderosa del tablero. Tiene la mayor diversidad de movimientos. Es la más poderosa de todas. ¿Por qué es eso? Porque ella es el poder detrás del poderoso. O, dicho en términos filosóficos, ella es la śakti del śaktimān (la energía del poseedor de energía). La posición del rey es una de poder. El rey es un intermediario del poder. Su preocupación es adquirir poder, mantenerlo, sostenerlo y gestionarlo. Ese es su principal deber. También es tarea del rey impartir justicia. A veces, se puede exceder en ese rol. Y por eso está la reina, para suavizar, para equilibrar, para introducir el elemento de la misericordia. Se necesita justicia, y también se necesita misericordia. Tal como hizo Draupadī. Cuando Aśvatthāmā estaba siendo juzgado, Krishna le decía a Arjuna: “¡Mátalo!” Y Draupadī dijo: “No lo mates. No hagas llorar a la esposa de Droṇācārya [padre de Aśvatthāmā] como yo lloré.” Draupadī mostró el corazón de la reina. Y eso se vuelve esencial, nuevamente, para el sostenimiento de la sociedad en su conjunto. Además, la reina también, al apoyar al rey, protege la tierra. ¿Y qué es la tierra, o mejor dicho, quién es la tierra?
La Tierra es dhāraṇī, aquella que sostiene, la que nos mantiene a todos fuera del inframundo. Ella es otra madre. Dhāraṇī, la Tierra, acepta, recibe el peso, la carga de todas las criaturas. Ella carga con el peso de todos los seres y da. ¿Qué es lo que da? Su fruto, su producción. En el Bhāgavatam, en la historia del rey Pṛthu y su interacción con Bhūmi (la Tierra personificada), ella se presenta como una vaca que da su leche. Su generosidad se considera como su leche, que ofrece a distintos tipos de criaturas según sus necesidades y preferencias particulares. Siempre está dando su generosidad, a menos que y hasta que los humanos abusen de ella, que es precisamente lo que ocurre hoy en día. ¿Y entonces qué hace? Retiene. Retiene su generosidad. Se dice que la Tierra es la madre de todos los seres, y porque estamos ignorando esta identificación de la Tierra como madre, estamos abusando de la Madre Tierra. Olvidamos que es madre y pensamos que la Tierra está para ser explotada, y como resultado tenemos lo que se llama una economía de extracción. Estamos extrayendo de la Tierra, y esta economía de extracción nos está metiendo en serios problemas. Esto demuestra nuestra falta de respeto por la maternidad en general. La madre biológica y el respeto hacia ella están estrechamente relacionados con nuestro respeto —o falta de respeto— hacia la Madre Tierra. Si respetamos a una, podemos respetar a la otra, y viceversa. Si no, entonces estamos en problemas.
Finalmente, tenemos a la madre vaca. En mi investigación sobre la protección de las vacas en los últimos meses, he conocido a varias personas muy dedicadas a esta causa, y todos se refieren a la vaca como gomātā, madre vaca. Les pregunté: ¿y qué hay del toro? Y ellos me dijeron: todos son gomātā. Todos son descendientes de gomātā. En cualquier caso, todos son gomātā. Vacas, toros, todos son gomātā.
En el Bhāgavatam, la vaca es identificada con la Tierra y, curiosamente, también habla allí. Ella expresa su vulnerabilidad, su indefensión. Vemos que, por un lado, tenemos a la madre que protege al hijo, que da y nutre, y por otro lado tenemos a la madre como receptora de protección debido a su vulnerabilidad. Para comprender y valorar la maternidad, es necesario ver ambos aspectos. La madre brinda beneficio, pero también puede estar en una posición de necesidad. Esto se manifiesta de forma especial en el caso de las vacas. Hace poco entrevisté a un devoto en Vṛndāvana que sirve a las vacas desde hace muchos años. Él dijo: “Cuidar de las vacas es un servicio de 24/7. Es un esfuerzo constante.” También podríamos decir que cuidar de los hijos es un trabajo de 24/7, pero además, cuidar adecuadamente de las madres también es un servicio de 24/7.
Aquí lo tenemos, siete tipos diferentes de madres, de quienes, diría yo, obtenemos colectivamente una comprensión muy rica de lo que significa la maternidad y de cuán esencial es para nosotros honrar adecuadamente a las madres. ¡Hare Krishna!
—De una participación especial de S.S. Krishna Kshetra Swami durante la presentación del Instituto de Culturas Espirituales, dirigida por S.G. Devaki devi dasi, el 3 de marzo de 2019 en los Jardines de Jhulan de Śrī Śrī Rādhā-Mādhava, en Śrīdhāma Mayapur.