Parte 1 – Cuando el mapa es el territorio
Hermenéutica 108
Parte 1 – Cuando el mapa es el territorio
La palabra “hermenéutica” ha entrado recientemente en el vocabulario de ISKCON —para algunos, de forma bienvenida; para otros, con una resistencia considerable, porque “Prabhupāda nunca usó esa palabra…”
Śrīla Prabhupāda usó con frecuencia la palabra “interpretación”. Generalmente de forma negativa, y, se podría argumentar, cuando la usaba negativamente, en realidad se refería a una mala interpretación: “¡No interpretes!” Pero en ocasiones también la empleó de forma positiva. Por ejemplo, en la historia de la muerte de Pūtanā surge el tema entre los ācāryas: “¿Por qué Kṛṣṇa cerró los ojos?” —y se dan muchas explicaciones diferentes. En ese comentario, Prabhupāda utilizó la palabra “interpretación”. Hay varias interpretaciones de por qué Kṛṣṇa cerró los ojos al matar a Pūtanā. El pasatiempo es otro tema, pero el punto principal es que, en general, cuando Prabhupāda decía “¡No interpretes!”, lo que realmente quería decir era: “¡No malinterpretes!”
Recientemente me pidieron dar una presentación en la Conferencia de Cosmología Védica del Bhaktivedanta Institute of Higher Studies, en Gainesville, Florida, EE. UU. El título de mi charla fue “The Map is Not the Territory: Mapping Hermeneutic Approaches to the Bhāgavatam’s Cosmologies” (El mapa no es el territorio: mapeando enfoques hermenéuticos a las cosmologías del Bhāgavatam).
Comencé con esta cita del Canto 5: "El barro de las orillas del río Jambū-nadī, al ser bañado por la corriente de jugo y secado después por el aire y los rayos del Sol, produce grandes cantidades del oro denominado jāmbū-nada. Los habitantes del cielo utilizan ese oro en sus diversas alhajas. Por esa razón, todos los habitantes de los planetas celestiales, junto con sus jóvenes esposas, están adornados con suntuosos almetes, ajorcas y cinturones de oro. De ese modo, disfrutan de la vida." (Bhāgavatam 5.16.20–21)
Los comentarios de Śrīla Prabhupāda en su explicación a estos versos: “Se entiende que, en los sistemas planetarios superiores de este mundo material, el barro de las orillas del Jambu-nadī se mezcla con el jugo de Jambu, la luz del sol y el aire, y automáticamente produce grandes cantidades de oro.”
Entonces planteé la pregunta: ¿qué significa “se entiende”? Parece que la explicación de Prabhupāda está pidiendo más explicación. ¿Cómo se debe entender eso? ¿Simplemente debo entender que lo entienden otros, como los semidioses o los grandes ācāryas?
“La frase ‘el mapa no es el territorio’ es bastante conocida en la filosofía, y fue enunciada por el erudito independiente Alfred Korzybski hace varias décadas. Su punto era que hay dos extremos en una gama de comprensión: en un extremo (gráficamente, el lado izquierdo) se encuentra cierta realidad, y en el otro extremo (el lado derecho), se encuentra un mapa de esa realidad. ¿Cómo se elabora el mapa de la realidad? Este se produce filtrado a través de nuestra percepción, la cual se obtiene mediante los sentidos, y luego se interpreta a través de ciertos filtros derivados de nuestra experiencia (la percepción, los sentidos y los filtros de la experiencia están representados gráficamente entre ambos extremos). De ese modo, se introducen omisiones y distorsiones, junto con ciertas generalizaciones. El resultado de esta percepción filtrada puede almacenarse de alguna manera en lo que podemos llamar un ‘mapa’. Sin embargo, existen diferencias entre el mapa y la realidad. Por ejemplo, en un mapa geográfico, ¿cómo llegamos del punto A al punto B? ¡Simple! No se necesita más información que la estrictamente necesaria para ir de donde uno está a donde quiere ir. La interpretación del mapa es sencilla. Pero en otros contextos, la información proporcionada por el mapa puede ser difícil de interpretar de manera significativa.
Existe una tradición filosófica en Occidente, que se remonta a principios del siglo XIX, que aborda lo que se ha denominado hermenéutica. ¿Qué es eso? Aquí va una explicación: ‘La hermenéutica es el arte o la práctica de la interpretación. La tradición hermenéutica (a veces simplemente llamada “hermenéutica”) es una tradición que concede gran peso filosófico a un modo de comprensión interpretativo.’ Algunos miembros de esta tradición fueron Friedrich Schleiermacher, Wilhelm Dilthey, Martin Heidegger, Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur. Todos ellos escribieron libros muy densos y difíciles, que se supone debemos entender para así poder entender cómo se entienden las cosas. Esta tradición hermenéutica surgió como respuesta a una creciente preocupación sobre cómo interpretar las escrituras sagradas, a medida que surgían más y más preguntas sobre cómo hacerlo, especialmente a la luz de los avances de la ciencia moderna.”
Hans-Georg Gadamer propuso un marco particularmente interesante para la práctica interpretativa que “…reconoce la complejidad de la interpretación y la comprensión. Invita a participar en un proceso dialógico y reflexivo, reconociendo el papel de nuestros propios prejuicios y tradiciones mientras buscamos tender puentes entre nuestros horizontes y los de los demás.”
En otras palabras, interpretar es una actividad complicada y Gadamer enfatiza la idea del diálogo como esencial para llevar a cabo una buena interpretación. También resalta la importancia de ser ‘reflexivo’, lo cual significa ser consciente de quién soy y cuáles son mis cualificaciones (o la falta de ellas) para interpretar. Un proceso de autorreflexión ha sido integrado en el curso de hermenéutica de ISKCON, desarrollado por el Śāstra Advisory Council del GBC. Podríamos resumirlo como la noción de adhikāra. ¿Cuál es el adhikāra para interpretar nuestras śāstras? En el programa de hermenéutica de ISKCON, hay seis cualidades que queremos identificar para hacer una buena hermenéutica y una buena interpretación. Estas son: humildad intelectual y actitud de servicio, fidelidad al texto y a la tradición, búsqueda discerniente de la verdad, conversación honesta y auténtica, apertura al cambio y a la transformación, y benevolencia y generosidad.
Pero volvamos a Gadamer, quien dice algo interesante: “Las cosas que presentan otredad o desconocimiento son las de mayor valor.” En otras palabras: las cosas que no conocemos son a las que deberíamos prestar atención. ¿Por qué? “Porque expanden nuestra conciencia.” Además, Gadamer habla sobre la ciencia, y como es alemán, se refiere a dos tipos de ciencia en la tradición alemana: las ciencias naturales y la ‘ciencia del espíritu’—Geisteswissenschaft—o ‘humanidades’, como se las llama en las universidades estadounidenses. Pero Gadamer está interesado en lo que desea establecer como la ciencia de la interpretación, basándose en la ciencia del espíritu, porque considera que las ciencias naturales son limitadas y no pueden darnos todo lo que se necesita para este propósito.
Junto con otros académicos, Gadamer identifica tres tipos de enfoques hermenéuticos: la ‘hermenéutica del consentimiento’, la ‘hermenéutica de la sospecha’ y la ‘hermenéutica integrativa’.
Como ejemplo de la hermenéutica del consentimiento, expreso mi inquietud sobre cómo el jugo del fruto del Jambu se convierte en oro. ¿Cómo es eso posible? Para obtener ayuda, recurro a uno de los ācāryas de nuestra tradición, Vijayadhvaja Tīrtha (siglo XV, Madhva-sampradāya). En su comentario al Śrīmad-Bhāgavatam 5.16.7 dice: “Las palabras de Vyāsa, un océano de sabiduría infinita, no pueden ser puestas en duda”,—y según él, “Los detalles relacionados con el mundo (las capas de la Tierra) deben aceptarse tal como se presentan en el Bhāgavatam. Cualquier otro texto, en caso de contradicción, debe reconciliarse como sea necesario.” En otras palabras, lo que está diciendo aquí es que se pueden encontrar diversas descripciones de cosmología y cosmografía en diferentes Purāṇas. Hay muchas variaciones. ¿Qué hacer con estas diferencias? Vijayadhvaja Tīrtha declara: “¡El Bhāgavatam es la última palabra!” Lo mismo que nuestro Śrīla Jīva Gosvāmī, quien en todo su Tattva-sandarbha argumenta que el Bhāgavatam es la autoridad definitiva. Esta es la hermenéutica del consentimiento: “El Bhāgavatam es la última palabra.” Cualquier cosa que diga el Bhāgavata Purāṇa, la aceptamos. Esto es hermenéutica del Bhāgavatam.
Vijayadhvaja Tīrtha continúa hablando sobre los frutos del Jambu que tienen el tamaño de elefantes. ¿Qué hacer con eso? Él dice: “El tamaño de un elefante se menciona para transmitir una percepción de plenitud y no una dimensión literal.” El tamaño exacto también se menciona en el Vāyu Purāṇa como: “Los sabios que perciben directa y verdaderamente las entidades (tattva-darśinī) han dicho que el fruto mide 861 aratnis (unidad de medida que va del codo hasta la punta de los dedos).” Multiplica ese aratni por 861… ¿¡Casi cuatro campos de fútbol!? Vijayadhvaja Tīrtha simplemente está informando lo que narra el Vāyu Purāṇa, y ¿qué dice el Vāyu Purāṇa? “Los sabios dicen: 861…” ¡Hare Kṛṣṇa! Eso suena a literalismo en el Bhāgavatam.
A veces se acusa a Śrīla Prabhupāda de ser un literalista, ¡y eso es excelente! Se me ocurre que, en esta comprensión, el mapa en cierto sentido es el territorio. Cuando se trata de textos sagrados, entramos en el Bhāgavatam, que es un mapa que describe este universo. Entramos en él. Esa es la intención de la lectura devocional. Pero no simplifiquemos demasiado. Encontramos ejemplos en el Bhāgavatam de múltiples interpretaciones, y se puede ver en el comentario de Śrīla Sanātana Gosvāmī en el Bṛhad-Vaiṣṇava-Toṣaṇī cómo le encanta interpretar palabras y versos de muchas maneras: “Esto significa esto, o también puede significar aquello, o podría tomarse de esa forma, o…, o…, o…” A veces se pueden tener muchas formas de entender las cosas.
Nuestro Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura hace algo similar en sus interpretaciones alegóricas de la muerte de varios demonios a manos de Kṛṣṇa en el Canto 10. Debemos recordar que él no está negando el significado literal. No está diciendo que Kṛṣṇa no mató realmente a Pūtanā, o que no existió Pūtanā, o que no existió Kṛṣṇa. ¡No! Hay un Kṛṣṇa, hay una Pūtanā, Kṛṣṇa la mata, y eso también puede interpretarse alegóricamente como la eliminación de un anartha que está en nuestro corazón. El punto aquí es que puede haber múltiples interpretaciones.
En mi presentación en la conferencia de Cosmología Védica, mencioné a Richard Thompson, más conocido entre los devotos como Sadāpūta Prabhu. En su libro The Mysteries of the Sacred Universe (Los misterios del universo sagrado), reconoce: “Hay múltiples versiones y variaciones de la cosmología o cosmografía en los diversos Purāṇas, el Mahābhārata y los textos jainistas y budistas.”
Uno podría preguntar: ¿Existe un sistema? Sí, lo hay. Y eso es precisamente lo que nuestro programa de hermenéutica del Śāstric Advisory Council intenta explicar mediante un manual de 284 páginas. Uno de los veinticuatro principios que consideramos esenciales para la hermenéutica es: “Las escrituras son consistentes y coherentes, lo cual permite un diálogo significativo entre la parte y el todo.”
Como se mencionó anteriormente, el profesor Gadamer dijo: el diálogo es esencial en la interpretación o hermenéutica. ¿Qué tipo de diálogo tenemos aquí? Un diálogo entre una parte del texto y el conjunto del texto. En este caso, estos dos versos del Canto 5, capítulo 16, sobre frutos del tamaño de elefantes que se transforman en oro —podemos ampliarlos hacia otros capítulos que describen la cosmología o cosmografía del Canto 5, y podemos continuar ampliando el ‘diálogo’ a todo el Bhāgavatam y más allá, a todo el corpus védico.
Hay un sūtra en los Vedānta-sūtras, una declaración concisa y hermosa, que puede traducirse como: “El Señor Kṛṣṇa es la conclusión debido a la totalidad de todas las afirmaciones escriturales.” La palabra ‘Kṛṣṇa’ no aparece literalmente, pero hay una forma de entender por qué se traduce así. Hay un sistema, dentro del cual existe una forma de análisis entre la parte y el todo para hacer esto, y eso puede entenderse como lo que los estudiosos llaman el ‘círculo hermenéutico’ o el ‘ciclo hermenéutico’. Básicamente, lo que sucede es que uno observa el texto, o lo escucha o lo lee, e inmediatamente lo interpreta, es decir, le otorga algún significado. Prabhupāda solía decir: “¡No interpretes!” —queriendo decir “¡No malinterpretes!” Sin embargo, nosotros tenemos que interpretar, porque si no lo hacemos, ni siquiera entendemos las palabras, no entendemos el idioma, y no tenemos idea de lo que se está diciendo. Así que escuchamos, leemos e interpretamos. Pero lo hacemos con la ayuda de los ācāryas.
Y luego, cuando regresamos al texto y lo escuchamos o leemos y lo interpretamos nuevamente, después de haber recibido las enseñanzas de los ācāryas, tenemos una comprensión más profunda que la que tuvimos al principio. Y seguimos volviendo, y por eso seguimos asistiendo a la clase del Bhāgavatam. Ya lo hemos escuchado todo antes, pero lo escuchamos y leemos nuevamente, y está penetrando más y más profundamente cada vez. Y ese es un proceso continuo, sin fin.
La cosmología del Bhāgavatam está incrustada en una cosmovisión centrada en la divinidad. Y el término divinidad está profundamente entretejido en la cosmología del Bhāgavatam. La hermenéutica del consentimiento parece constituir el Bhāgavatam, y esta práctica hermenéutica prioriza el bhakti en todo momento, situando el bhakti en el centro del círculo hermenéutico. Los estudiosos mundanos solo hablan del proceso cuando hablan del círculo hermenéutico —del contorno—; nunca hablan de lo que está en el centro del círculo. Nosotros tenemos el bhakti en el centro, sosteniendo el proceso. Me atrevo a decir que, posiblemente, el dharma también está estrechamente ligado con el bhakti en esta ubicación central hermenéutica, pero eso es otra discusión...
(Continuará.)
—De la clase sobre Śrīmad-Bhāgavatam 3.3.21–22 y la presentación: “The Map is Not the Territory: Mapping Hermeneutic Approaches to the Bhāgavatam’s Cosmologies” (El mapa no es el territorio: mapeando enfoques hermenéuticos a las cosmologías del Bhāgavatam), por S.S. Krishna Kshetra Swami, ISKCON Alachua, Florida, EE. UU., 22 de noviembre de 2023.