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“Bovinidad” colectiva o Divinidad bovina
Español (Spanish) translation

“Bovinidad” colectiva o divinidad bovina

Es significativo que las vacas generen comunidad, en particular a través de rituales dedicados a ellas.

Entre los nueve tipos de actividades practicadas y promovidas en relación con las vacas en el complejo goshala Gaudham Mahatirtha Anandvan en Pathmeda, tres de ellas destacan la importancia otorgada a las prácticas rituales en torno a las vacas. Cabe enfatizar que estas prácticas se entienden como esenciales para afirmar el lugar y la función adecuados del ser humano en relación con el orden cósmico en el sentido más amplio. Este es el orden expresado por el término dharma, el cual, a su vez, se mantiene cuando se sirve a las vacas y, en ocasiones, se las honra formalmente en un ritual de hospitalidad conocido como puja. Es importante señalar que estos rituales suelen ser eventos públicos que constituyen momentos centrales de retiros espirituales a los que asisten invitados—por lo general personas urbanas que son donantes habituales y que se identifican con la misión del proyecto. Un ritual de go-puja—honra a las vacas—estaba en curso cuando visité el lugar a finales de 2017. Cada uno de unos cincuenta invitados presentaba simultáneamente los objetos auspiciosos prescritos a una vaca situada frente a él, mientras un sacerdote los guiaba en las acciones y recitaba los mantras apropiados, todo ello durante más de una hora. Como cabría esperar, las veneradas vacas mostraron poco interés en el evento, salvo hacia el final, cuando se les ofrecieron sabrosos refrigerios. Lo que debemos notar es que el evento unió a los invitados en una actividad ritual común, creando de hecho una comunidad temporal cuya identidad se centraba en la veneración de los bovinos, transformando así a las vacas, por un momento, en una especie de “bovinidad” colectiva, o divinidad bovina.

—Del libro Cow Care in Hindu Animal Ethics (El cuidado de las vacas en la ética hindú del trato animal) de Kenneth R. Valpey, Palgrave Macmillan

 

Cambio de gusto

Una estrofa clave al inicio del Bhagavad Gita (2.59) ofrece una pista sobre […] un cambio sutil pero decisivo en el “gusto” (rasa):

Los objetos de los sentidos se desvanecen para el encarnado que no participa de ellos, excepto por el gusto; para quien ha visto lo Supremo, incluso este gusto se desvanece.

La palabra rasa, aquí traducida como “gusto”, posee una rica constelación de significados, que lleva la experiencia física y sensorial del gusto al ámbito de la teoría estética clásica del sánscrito. Lo que debemos notar aquí es el vínculo que señala esta estrofa entre dos tipos de percepción: por un lado, la percepción de los objetos de los sentidos, y por otro, la percepción de la divinidad (esta última referida en la estrofa como “ver”, a partir de la raíz verbal sánscrita drish). La bhakti es el medio por el cual el ser sensorial (atman), normalmente absorbido en la materia, es capacitado para experimentar su contraparte: el ser superior transtemporal (paramatman), en una relación estéticamente placentera o “deleitable”. Tal relación es […] un compartir siempre dinámico (una traducción básica de la palabra bhakti). Esta relación afectuosa se convierte en la base para moldear la acción de acuerdo con la preferencia divina.

La bhakti, tal como se presenta en los textos hindúes autorizados, tiene tanto una dimensión individual y privada como una dimensión social y pública. El afecto recíproco con el divino pastor de vacas Krishna tiene implicaciones prácticas que se extienden hacia el mundo exterior para incluir un compromiso positivo y cuidadoso (con esmero) con el entorno, hasta el máximo alcance de la influencia humana sobre el medioambiente. Naturalmente, dicho compromiso cuidadoso influye en el comportamiento político y económico humano, lo que permite acoger e implementar ideas nuevas y viables para lograr el bien común. A partir del “buen gusto” en asuntos espirituales, se toman buenas decisiones para el bienestar a largo plazo. Estas buenas decisiones incluyen usos sabios —y contenidos— de la tecnología, basados en una comprensión clara de que la vida humana solo se vuelve verdaderamente humana cuando hay autocontrol.

Para los hindúes vaisnavas, en su forma más refinada y perfeccionada desde el punto de vista estético, el compromiso sabio inspirado en el paradigma de la bhakti conduce a la realización de Vraja-Vrindavan, la tierra en la que bovinidad y divinidad alcanzan su perfección.

[…] Vrindavana es la morada trascendental del Señor. Allí no hay hambre, ira ni sed. Aunque por naturaleza son antagónicos, los seres humanos y […] los animales viven juntos en una amistad trascendental (CC Madhya 17.39).

[…] Por fantástica que parezca, esta visión de interacción celebratoria entre lo divino, lo humano y lo animal despierta nuestra imaginación hacia un estado en el cual nuestras presuposiciones más fundamentales sobre el funcionamiento de la naturaleza y la necesidad de la violencia biótica quedan, al menos momentáneamente, suspendidas. También remite a una noción particular destacada en la tradición estética hindú: la experiencia del asombro (adbhuta-rasa). El asombro puede considerarse la semilla de la humildad—el reconocimiento de nuestra pequeñez, vulnerabilidad y limitada capacidad de razonamiento—, lo cual puede abrirnos al tipo de transformación interior—el cambio de corazón—necesario para una vida verdaderamente ética en relación con todos los seres vivos de este mundo. De esa humildad puede surgir una comprensión capaz de permitirnos asumir y vivir conforme a las implicaciones de la afirmación de Chaitanya (que se dice expresó a su discípulo Sanatan Goswami, en su viaje de regreso a Puri desde Vrindavan): “Todas las criaturas (jivas) son siervas eternas de la persona suprema, Krishna” (CC Madhya 20.108). El simple cambio de conciencia, de intentar ser amos a aceptar que somos siervos, puede, según la comprensión vaisnava hindú, marcar toda la diferencia para realizar nuestra relación adecuada con todos los seres.

[…] ¿Podría ser que lo que nos hace verdaderamente humanos sea, en esencia, nuestra capacidad de reforma y transformación interior, una capacidad facilitada y nutrida por la sabiduría espiritual, el razonamiento ético, la reflexión y la elección consciente? Esta, sostengo, es particularmente la visión representada en el Bhagavad Gita y en toda la corriente de bhakti dentro de la tradición hindú. Además, esta visión es de importancia crucial para comprender y transformar el gusto, el cual es tan fundamental para la existencia y el cambio de los hábitos alimentarios. Más sobre esto en un momento, pero antes, un poco de contexto mediante una breve revisión de los principios generales defendidos en el Bhagavad Gita, vinculándolos con la historia del rey Yudhishthira y el perro.

Ya hemos considerado un tema clave del Bhagavad Gita, a saber, la visión de igualdad (sama-darshana): “Un brahmán erudito, una vaca, un elefante, un perro o un ‘comedores de perros’—una persona sabia los ve [a todos] con la misma visión” (Gita 5.18). Fue esta visión de igualdad la que permitió al rey Yudhishthira insistir en que su perro compañero fuera admitido con él en el cielo; y mediante esta insistencia, ejerció su poder de elección (iccha). Con estas dos capacidades fundamentales—ver con visión de igualdad y tomar una decisión consciente basada en esa visión—el rey tuvo el poder de practicar la no violencia (ahimsa) y, en el proceso, enseñar al mundo mediante el ejemplo (acharya). Mantenerse firme en esta enseñanza a pesar de toda resistencia del mundo requirió y le permitió realizar la humildad (amanitva), que pudo experimentar floreciendo en un afecto verdadero (priti) hacia los demás seres.

—Del libro Cow Care in Hindu Animal Ethics (El cuidado de las vacas en la ética hindú del trato animal) de Kenneth R. Valpey, Palgrave Macmillan