Una visión de unidad basada en la ecuanimidad
[…] El lenguaje es más poderoso cuando es escuchado correctamente. Prahlāda, en el vientre de su madre, fue capaz de escuchar y asimilar los preceptos pronunciados por Nārada. Los compañeros de clase de Prahlāda también son capaces de recibir la misma sabiduría de su boca. Mientras que la falta de Hiraṇyakaśipu es su incapacidad para escuchar los buenos consejos de su hijo (abandonar su mentalidad de confrontación y buscar una visión espiritual superior), la virtud de Prahlāda radica en su capacidad de escuchar y de hablar con verdad, pero también en hallar fuerza en el silencio mientras es torturado por su padre. Este poder del silencio refleja y complementa el poder del Bhāgavata como lenguaje para provocar una visión de unidad.
Esta visión de unidad se basa en una ecuanimidad que abre a lectores y oyentes al mundo del bhakti, en el cual palabra y significado convergen en una emoción devocional trascendental.
—Reflexiones del libro The Bhagavata Purana - Sacred Text and Living Tradition (El Bhāgavata Purāṇa – Texto sagrado y tradición viva), editado por Ravi M. Gupta y Kenneth R. Valpey (2013).
Revelación rāśika: la aparición de Rādhārāmaṇa
En marcado contraste con el rito de prāṇa-pratiṣṭhā para la consagración de imágenes descrito en el Hari-bhakti-vilāsa, se encuentra la historia del origen de la imagen de Kṛṣṇa como Rādhārāmaṇa-lāla, el “muy amado de Rādhā”. Se dice que apareció de forma sobrenatural y completamente repentina a partir de una piedra sagrada śālagrāma. Examinaré este relato con cierto detalle, mostrando cómo funciona como vehículo para resaltar el vínculo en la “cadena de divinidad” entre el adorador ejemplar y la imagen adorada; para expresar la singularidad y la identidad múltiple de Rādhārāmaṇa; y para fundamentar a la comunidad en lo que considera una tradición auténtica de bhakti.
Siendo niño, Gopāla Bhaṭṭa conoce a Caitanya en el sur de la India (durante el recorrido de este último en 1510–11) y se convierte en su seguidor; más tarde se une a Rūpa y Sanātana, los dos seguidores principales de Caitanya, en Vṛndāvana. Allí, por orden póstuma de Caitanya (recibida en un sueño), adora a Kṛṣṇa en piedras śālagrāma, una de las cuales, una noche, se transforma milagrosamente en la pequeña mūrti (de unos 28 cm de altura) que hoy se venera y es conocida como Rādhārāmaṇa. […]
El desenlace (o “momento carismático”) ocurre una mañana, cuando el Señor llama al dormido Gopāla para que despierte y lo contemple en la forma que tanto había anhelado ver. Después de despertarse y bañarse, Gopāla encuentra en la canasta que contiene las piedras śālagrāma una imagen “de brillo azulado” de la que emanan “incontables rayos de luz”. Gopāla queda desconcertado por lo que ve. Es Gopīnātha, el discípulo, quien proporciona la explicación devocional de la metamorfosis: “Gurudeva, esto no es sino un loto azul auto-manifestado desde el lago de tu mente (manas-sarovara) lleno de lágrimas que fluyen constantemente por tu deseo exaltado.” La fuerza magnética del bhakti de Gopāla Bhaṭṭa se había vuelto irresistible para su Objeto, quien entonces aparece directamente desde la piedra śālagrāma (confirmando una vez más la afirmación de Prahlāda de que el Señor puede aparecer en cualquier parte). Esta imagen negra brillante está delicadamente formada, pero consiste del mismo material (frágil e imposible de tallar por manos humanas) que la śālagrāma de la cual aparentemente ha surgido.